Es cierto que, desde el principio, se había advertido que las elecciones en Coahuila e Hidalgo fueron programadas en el peor momento, que estaba garantizada la baja participación. También es cierto que morena no ha terminado de consolidarse en muchos lugares y que tampoco ayuda la pelea por la dirigencia. Pero las derrotas enseñan más que los triunfos.
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